Se representa a Cristo crucificado muerto, con la cabeza caída sobre el pecho con una gran expresividad, manando sangre de sus heridas descarnadas y con numerosos hematomas en cuerpo y rostro, pendiendo lacerado e inerte de la cruz en un verdadero alarde de expresionismo pasionista. Sus costados se presentan tensos con los músculos bastante definidos, pero sin exageración. Es una talla en madera policromada al óleo, de estilo barroco y autor anónimo. Está datado en la segunda mitad del Siglo XVIII, atribuído por algunos a la escuela antequerana de Diego Márquez y por otros a la escuela sevillana. La cruz original, que custodia la Hermandad, era plana en madera oscura, que fue sustituida por la actual en los años ochenta cuando se le realizó una restauración al Cristo.
Posiblemente recibió culto bajo la advocación de Cristo de las Animas, y sería titular de la extinta Cofradía de Animas de la Parroquia de San Sebastián. Fue restaurado por Pedro Manzano Beltrán en el año 2.001.

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